Mariam
y yo llevamos este año de “tournée” por varios Centros del Profesorado dando
algunos cursos y charlas sobre el programa de desarrollo de la conciencia
fonológica y otras habilidades orales que comenzamos a aplicar en el CEIP Juan
Paniagua de Almayate (Málaga) hace ya tres años. También hemos tenido la ocasión de
dirigirnos a estudiantes 4º del Grado de Magisterio de Educación Primaria y del
Grado de Educación Infantil
En
estos cursos, en donde habremos hablado con cerca de 400 estudiantes, maestros
y maestras de infantil, de PT, de AL, orientadores y orientadoras… y en todos estos encuentros hemos empezado
nuestra exposición con una pregunta: ¿Qué aspectos crees que influyen en la
adquisición de la lectoescritura?
Las
respuestas, tanto de los que ya están dentro del sistema como docentes, como la
de los que están por entrar, han sido,
sobre todo, las siguientes: lateralidad, discriminación auditiva, discriminación
visual, atención, orientación espacial, psicomotricidad, motivación, entorno
familiar
Pero
nunca, en ninguno de estos momentos, ni los que están ni los que van a estar
nos han dicho “Conciencia Fonológica”, y mucho menos vocabulario y comprensión.
Ni uno.
¿No os sorprende?... ¿no os asusta?... Aunque, a decir verdad, a mí los
que me asustan no son los que vienen a los cursos, que muestran interés e
intención de aprender y mejorar. Me asustan (¡y de qué modo!) los que ni están,
ni se les espera…
La
cosa es que cuando les explicas qué es la conciencia fonológica te suelen decir
“ah!, eso lo hago yo!”. Como dijimos la semana pasada, saben lo que es, pero no
saben su nombre.
Un
paso más. Preguntamos ahora que te digan tipos de actividades de conciencia
fonológica, la actividad “estrella” es: “dime una palabra que empiece por pe”.
Cuando
ven que la conciencia fonológica tiene niveles, ven lo cojos que se quedan.
Estos
niveles son como escalones que nos llevan a facilitar el manejo del lenguaje
oral. Manipularemos segmentos del lenguaje oral desde los más grandes (frases)
hasta los más pequeños (fonemas).
A
cada edad, se le asociará un nivel de Conciencia Fonológica adecuado, tomando
como referencia las palabras de Sylvia
Defior que asume que a partir de los 4 años, los niños y niñas pueden hacer
juicios sobre sílabas, y a los cinco años, son capaces de trabajar sobre
unidades más pequeñas. Comprende cuatro niveles diferentes, de modo que los
niños, a partir de los 4 años pueden hacer juicios sobre sílabas, y a los cinco
años, son capaces de trabajar sobre unidades más pequeñas.
Niveles
de conciencia fonológica quedan así, y cada uno se corresponde, evolutivamente
con una edad evolutiva. Los tres primeros niveles (conciencia sintáctica,
léxica y silábica) deberían ser trabajados ANTES de enfrentar al alumnado a la lectura, y los
dos niveles relacionados con los fonemas pueden también ser trabajados antes o,
al menos, paralelamente al aprendizaje de la lectura, junto con el principio
alfabético (próximamente en sus pantallas)Todo nos empuja a aplicarlo en
infantil, pronto… cuando se tienen que establecer las bases de la lectura.
Cuando hay que hacer esa “Aproximación a la lectoescritura” que tan locos nos
tiene. Esta es la aproximación.
Y
no está reñida con ningún método de lectoescritura porque, por encima de todos
ellos, está la ciencia que nos dice que el trabajo en Conciencia Fonológica es
el camino, junto con otras habilidades orales: morfosintaxis, vocabulario y
comprensión. Basándonos en esta idea, así es como queda estructurado nuestro programa de estimulación o, como me gusta a mi llamarlo (pero queda muy repipi) programa de intervención proactiva en Educación Infantil.
Sabiendo
todo esto, ya es responsabilidad nuestra no dejar de hacerlo, ya que los que
tienen que hacerlo no lo hacen. Sin duda, son ellos los IN-conscientes…
Bien dicho, seamos conscientes de lo importante de nuestro papel, aún mas en la escuela pública.
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