Este lunes pasado salí del colegio donde
trabajo a las 20´30 de la tarde, desde las nueve
menos cinco de la mañana que llegué; para que luego digan que los maestros/as no
trabajamos… pero ese sería otro tema.
Después de terminar la jornada a las dos con mi alumnado, y
comer en el comedor corriendo para terminar algunas cosas en clase, me reuní
con mi compañera de ciclo para preparar la reunión informativa a las familias
de los aspectos organizativos y psicopedagógicos que conciernen al segundo trimestre.
A las cuatro y media
tenía citada a una familia de
mi tutoría y al terminar me fui corriendo,
como siempre, a mi reunión de ciclo para terminar la evaluación del trimestre anterior.
A las seis, y ya algo
cansada, comenzamos el claustro que terminó sobre las siete y cuarto. Al
finalizar, volvimos a reunirnos de nuevo
el ciclo de Infantil para organizar la representación musical que
estamos preparando para el día de Andalucía.
Pero todo esto os lo cuento porque mi sensación es, que a pesar de estar tantas horas en el
colegio y dedicarle tanto tiempo, sigo llegando a casa atropellada pensando que
no he tenido tiempo para lo realmente importante; me refiero a mi práctica
educativa que evidentemente redunda en mi alumnado.
Todo el día reunidos y en cambio no tenemos espacios para la
reflexión de nuestro día a día, espacios de intercambio de experiencias con
nuestros propios compañeros/as de los
cuales podríamos aprender tanto… y a los que conocemos muy bien en muchos aspectos , pero
muy poco en cómo trabajan dentro de sus
clases.
Pienso que la reflexión acerca de nuestro trabajo, de
nuestra propia práctica es fundamental, pero en este mundo que vivimos, como
siempre, no hay tiempo…
Os propongo que reflexionemos ahora, mientras leéis estas líneas que a mí también me ayudan a pensar.
Hemos comentado ya en entradas anteriores cuales son los pilares fundamentales del proceso lectoescritor,
me refiero, a la conciencia fonológica,
el vocabulario, y la comprensión oral y
en los cuales apoyamos nuestro programa.
¿ Cuánto tiempo dedicamos a estos aspectos en nuestra clase?
¿ Qué actividades utilizamos para ello?
¿Controlamos estos contenidos de forma organizada?
Seguro que sabemos, si estamos por ejemplo,
en un aula de infantil de tres años , que tenemos que trabajar el número
2, los colores verde y amarillo, la forma cuadrangular… y seguro también que
podríamos contestar a las cuestiones anteriores en relación a estos contenidos
, pero… qué hacemos para trabajar la conciencia fonológica, quizá alguna rima
que otra o alguna canción en la que le vamos quitando palabras , contar
sílabas o preguntar a los niños/as que
palabras empiezan por… y con qué
frecuencia?
¿Y de vocabulario? Sabemos cuantas palabras nuevas ofrecemos
a nuestro alumnado concretamente cada trimestre, las controlamos, las
evaluamos? ¿Trabajamos siempre el mismo tipo de actividades, tipo campo
semántico?
Y por lo que respecta a la comprensión oral, ¿ Qué tipo de
textos ofrecemos al alumnado? Y ¿ qué tipo de preguntas?
Solo pretendo que realicemos una labor de reflexión acerca
de cómo enfocamos estos aspectos tan importantes y cómo se los ofrecemos a nuestro alumnado. Si
realmente les otorgamos la importancia que merecen o pasamos por ellos de
puntillas
Dejemos tiempo para pensarlo… de ese del que no disponemos…